Para entender por qué Santa Águeda es la patrona y titular de la iglesia de Jérica, debemos retroceder a la época de la Reconquista, a mediados del siglo XIII. Por aquel entonces, las tropas de Jaime I el Conquistador avanzaban imparables por el Reino de Valencia, recuperando territorio tras territorio para la Corona de Aragón. La toma de Jérica era crucial por su posición estratégica, dominando el valle del Palancia.

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La tradición cuenta que fue precisamente un 5 de febrero cuando las huestes aragonesas, con la bendición y el fervor de la fe cristiana, lograron entrar victoriosas en la villa. La elección de Santa Águeda como patrona no fue casual. Era un acto de profunda gratitud y devoción. Se creía firmemente que la intercesión de la santa, cuya festividad se celebraba ese mismo día, había sido determinante para el éxito de la empresa. Su figura se convirtió en el símbolo de la victoria, un estandarte de fe que guiaba a los conquistadores.